Hace justo dos años, una macrofoto de familia puso el broche de oro a una ardua negociación entre la Junta, la Federación Andaluza de Municipios y Provincias, las entidades financieras, sindicatos y empresarios. Nacía el Pacto por la Vivienda, un ambicioso acuerdo sellado para satisfacer la enorme necesidad de casas a precio asequible, sobre todo para jóvenes, en un momento en el que comprar un piso de renta libre era casi prohibitivo. Las partes se comprometieron a poner toda la carne en el asador para poder cumplir con los objetivos marcados: construir en una década 700.000 viviendas, 300.000 de ellas protegidas.
Pero la crisis irrumpió de golpe y el bloqueo del crédito está empañando los propósitos que se fijaron en esa hoja de ruta, pero esto ya se sabía, ahora las entidades financieras han cortado el grifo y claro está para el ciudadano medio andaluz que con suerte pueda tener un trabajo su salario es mileurista y ese el verdadero y legitimo demandante de estas viviendas y a ellos con trabajo en precario y con estos ingresos las entidades no le dan el crédito solicitado a pesar de ser adjudicatarios por sorteo de esas viviendas.